Translate

jueves, 1 de septiembre de 2022

Laboratorios locales de informalidad urbana & Ciudades del Futuro

Por: Duván López, Septiembre 1 de 2022


Gracias a la Red Global NATURA hemos incursionado en el PodCast Future Cities, a través de un episodio titulado Laboratorios Locales de Informalidad Urbana (Disponible en Español/ Ingles, haciendo click en la imagen)

Future Cities es un podcast mensual que tiene como objetivo aumentar la conciencia y catalizar la acción sobre la resiliencia urbana. El programa examina este tema discutiendo la investigación en curso, destacando los esfuerzos actuales y compartiendo historias de resiliencia en ciudades de todo el mundo. Al explorar una amplia variedad de perspectivas, el programa profundiza en la comprensión de las muchas dimensiones de la resiliencia y las formas en que las ciudades se preparan para los eventos climáticos extremos del mañana. Los episodios se lanzan a principios de cada mes y están disponibles Online.

El episodio que hoy nos ocupa versa sobre el Grupo de Trabajo Temático en Informalidad Urbana e Innovación para Futuros Resilientes, y la estrategia de trabajo Laboratorios Locales/ Local Labs (Mayor información).

El episodio cuenta con la participación de Antonieta Peregrina, colega Mexicana, Master en Planificación de la Universidad Politécnica de Cataluña; Carlos Agudelo, Director del Master en Planificación y Gestión del Territorio de la Universidad de La Salle, y  Duván López, Coordinador del Grupo de Trabajo para la red NATURA, Candidato a Doctor en Sostenibilidad de la Universidad Politécnica de Cataluña, presidente de la Red Global RECNET, e investigador asociado de la Red URExSRN - Urban Resilience to Extremes Sustainability Research Network.

También hemos invitado a participar, a través de entrevistas, al arquitecto paisajista Carlos Sabogal, profesor titular de la Universidad de la Salle; a Yenny Buitrago, líder ambiental y cultural de la Corporación Expresiones Artísticas Arcoiris en la Localidad de Usme y a Maicol Ramírez, líder ambiental y cultural de Ciudad Bolívar en Bogotá, coordinador de actividades para la Red Agroecológica del Sur y la Red Cultural Manitas. Los socios comunitarios han sido convocados a esta iniciativa a través de la Plataforma de Población Afectada por Riesgo y Reasentamiento - Plataforma ARRAIGO.

En este episodio, dirigido a académicos, líderes sociales y practicantes de Soluciones Basadas en la Naturaleza (SbN), se discute el enfoque diferencial de la investigación sobre la informalidad, y la relevancia de acercarse a sitios exploratorios inmersos en profundos conflictos ambientales y fuertes condiciones sociales de vulnerabilidad.

Las SbN se conciben como un trampolín, trabajando en ciudades informales para introducir las lógicas naturales que armonizan la forma urbana, facilitando la inclusión social y la dinamización de tecnologías de transición y circularización, desencadenando tendencias adaptativas. 

Finalmente, se amplifica la voz de las comunidades. Desde la Plataforma  ARRAIGO se llama a la colaboración internacional y al compromiso de la academia en redes colaborativas para viabilizar la producción y transferencia de conocimientos y recursos para romper las inercias de la exclusión, abriendo oportunidades transformadoras en zonas marginadas.

Les invito a escuchar nuestro episodio en Future Cities y a conocer mas sobre la estrategia Local Labs revisando el siguiente documento audiovisual (5 minutos). La invitación también es a participar de este esfuerzo sumando recursos e ideas

 




sábado, 13 de agosto de 2022

Seis IDEAS FUERZA para un IDEAM al servicio de Colombia “Potencia Mundial de la Vida”

Por: Duván Hernán López

Geólogo, Esp. Gestión Ambiental, Master en Filosofía Contemporanea, Ph.D C. Sostenibilidad

He ido transitando por múltiples causes para construir estas ideas fuerza. Antes de cerrar este ciclo de 2 meses, pude presentar las ideas ordenadas cómo un documento ante autoridades
y mamus mayores de el pueblo Arhuaco. A través de ellos ofrecí este esfuerzo por la #MadreTierra.
La intención surgió de manera espontánea. Recibí una suerte de intuición para enfocar mis esfuerzo hacia el IDEAM, teniendo otros horizontes de por medio. Pude de esta forma ordenar ideas y canalizar todo el entusiasmo que surgió después del 19J, con el resultado que dio la victoria a Gustavo Petro y a Francia Márquez.

Deseo aportar desde esta propuesta, y plantear así unas directrices estratégicas que podrían marcar una senda al IDEAM, para transformar su rol desdibujado. Considero viable que esta institución pase a vertebrar el cerebro social, desde el cual pensar las acciones del cambio que necesitamos para que Colombia sea potencia de la vida.
Pude acudir a sesiones del empalme y de allí nutrirme con gente informada. Recibí feedback de gente experta, y recogí voces/visiones diversas. A todos y todas agradezco.
Estas 6 ideas son algo incompleto, pero una semilla. Son un abrebocas que expongo ante el nuevo gobierno, de modo especial a la nueva Ministra de Ambiente, Susana Muhamad, y, de manera amplia, a la sociedad.

Primera idea fuerza: Saber y poder desde lo ambiental

El compromiso ambiental de este nuevo gobierno no se delimita a un eje de trabajo específico. Aunque el tema aparezca de manera explícita en el capítulo de “economía para la vida”, la totalidad de la apuesta política de Gustavo Petro y Francia Marquez implica un giro ambiental de la nación. Ante este desafío, resulta evidente el protagonismo y compromiso político que debe comportar el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales  - IDEAM, ente rector del Conocimiento Ambiental del país. He aquí lo primero que ha de decirse sobre esta institución (la cual viene ocupando un lugar cada vez mas distante de las decisiones): El IDEAM no puede proyectarse como un espacio neutral de documentación técnica sin intencionalidad política ligada a la visión del gobierno. Propongo un IDEAM que comprenda el saber ambiental como poder y, desde allí, habilite la acción oportuna e informada del Estado, alrededor de los desafíos neurálgicos del Plan de Desarrollo.  

Si para Gustavo Petro y Francia Márquez la modernidad de Colombia pasa por centrar el desarrollo en el conocimiento, y si el desafío principal que se ha reconocido es el cambio climático global, entonces el aparato del Estado y el aparato productivo deben interiorizar y apropiarse un conocimiento ambiental adecuado a su ámbito específico de acción y de necesidades. Una institución como el IDEAM debe posicionarse. Más allá de proveer información, deberá cubrir necesidades de conocimiento que surgen de unas prioridades, integrar conocimientos propios a través de un diálogo intercultural, y aterrizar este saber, para su incidencia en la economía local y la gestión del territorio

Segunda idea fuerza: Conocimiento y transición energética
La apuesta central del nuevo gobierno en términos macroeconómicos y geopolíticos es la conversión energética para reducir la dependencia del petroleo. Esto implica un enorme esfuerzo de la diplomacia colombiana para materializar una apuesta global para sustitución  de ingresos por recursos energéticos no explotados del subsuelo (ni explorados, lo cual lo hará más difícil). Por otra parte se debe avanzar en la descarbonización de la economía colombiana para reducir la dependencia y demanda interna sobre estos recursos.
Propongo impulsar desde el IDEAM una Estrategia Colombiana de Descarbonización. Lo cual se haría tomando como línea base las comunicaciones nacionales ante la Conferencia de las Partes, para definir, a nivel sectorial, puntos críticos, victorias tempranas, y un sistema de objetivos, metas e indicadores de mitigación, que  sean vinculantes. 

Adicionalmente, el IDEAM puede arrojar certezas sobre el potencial de las energías desde el procesamiento de la información meteorológica e hidrológica, acompañando a entidades, como la UPME o el IPSE, en la identificación y puesta en marcha de prototipos adaptados para suministro de energía a nivel local. 

Tercera idea fuerza: Conocimiento para la gobernanza del agua
Otra apuesta histórica que Petro ha canalizado y construido a lo largo de su lucha política, junto con Susana Muhamad, es el ordenamiento alrededor del agua. Con respecto a esto, se debe de tener en cuenta que el IDEAM tiene a su cargo la consolidación cuatrianual del Estudio Nacional del Agua. Este ejercicio ha logrado construir una metodología e institucionalidad que se proyecta hacia el Programa Nacional de Monitoreo del Recurso Hídrico; el cual se encuentra pendiente de ser reglamentado para articular, entre otras cosas, el ejercicio que le corresponde a las Corporaciones Regionales. 

Por otra parte, El Estudio Nacional del Agua (ENA) actualmente se ciñe a fronteras del conocimiento e institucionales que restan su capacidad de comprensión del ciclo integral del agua en nuestro territorio. Las aguas subterráneas y los flujos hídricos atmosféricos o “ríos voladores” deben ser integrados al ENA. La dinámica hidrológica en las costas cuyo conocimiento y gestión reposa en gran medida sobre el INVEMAR debe también ser integrada. 

El ENA 2018 - 2022 ya está prácticamente listo. Su lanzamiento está previsto el próximo 22 de Marzo de 2023 - Día Mundial del Agua. Propongo que Gustavo Petro y Francia Marquez anuncien un Diálogo Nacional del Agua liderado por el IDEAM, que se extienda como un espacio deliberativo y decisivo, mediante el cual se articule la gestión del agua al Plan Nacional de Desarrollo, y se construyan, de manera popular, los consensos con las Corporaciones y otros actores institucionales y civiles, así como con las universidades y centros de investigación, para reglamentar el Programa Nacional de Monitoreo del Recurso Hídrico el próximo 22 de Marzo, a la par con la presentación del ENA.

Cuarta idea fuerza: Identificación y acompañamiento de conflictos ambientales

Un asunto neurálgico para una “Política de la Vida”, ligado a la misión del IDEAM, es el abordaje multidisciplinar e intersectorial de los conflictos ambientales. El IDEAM, como articulador del conocimiento ambiental del país, debe estar en la capacidad de mantener encendidas las alarmas de la conflictividad ambiental que causan muerte, violencia, sufrimiento y degradación del patrimonio ambiental de la nación. 

La posibilidad de desactivar lógicas de conflicto depende del fortalecimiento de la gobernabilidad y, desde allí, de las condiciones de posibilidad para materializar apuestas políticas transformadoras en los territorios. Una aproximación directa, permanente, informada y articulada del Estado hacia los conflictos ambientales es la garantía para hacer posibles necesidades urgentes de Colombia como “Potencia Mundial de la Vida”: la producción de alimentos, la garantía efectiva del derecho al agua, la contención de la deforestación y cultivos ilícitos, la penetración de energías alternativas en la matriz energética de las regiones, la viabilidad de megaproyectos de transportes y comunicaciones, y el desarrollo local alternativo al extractivismo. Propongo, desde el IDEAM expandir los sistemas de monitoreo y consolidar un tablero de control de conflictos ambientales para el acompañamiento, seguimiento, documentación y arbitraje que permita la resolución de estas dinámicas.

Alrededor de estos escenarios específicos de conflicto ambiental se propone la Instalación de una Mesa Nacional de Conflictos Ambientales en donde se integren las visiones institucionales con la investigación desde aliados académicos y con los conocimientos ancestrales, para construir una lectura común de estos territorios y de posibles soluciones.

Desde la Conferencia de las Partes del año 2013, en cumplimiento del Mecanismo Internacional de Varsovia, todos los países deben avanzar en la identificación de pérdidas y daños ligados a la maladaptación del desarrollo. Al respecto, entre el análisis de conflictos ambientales, desde el IDEAM, propongo implementar un sistema de análisis de pérdidas y daños que oriente la toma de decisiones en términos de adaptación. 

Quinta idea fuerza: Activación y sostenibilidad de las redes de monitoreo para la integración al desarrollo de la información climática, hidrológica y ambiental
Desafortunamante, la funcionalidad del IDEAM se encuentra, actualmente, sensiblemente afectada. La red hidrometeorológica y demás sistemas de monitoreo ambiental del país no están diseñadas para abarcar el territorio nacional de manera simétrica. Tampoco se cumplen las condiciones básicas de diseño, ni la capacidad instalada es efectivamente operativa. Dicho de otra forma: No se ha pensado el monitoreo entero del país, tampoco se ha hecho lo pensado, ni lo que se ha hecho está funcionando, y, cuando funciona, no hay quién lo procese y lo vuelva información útil. 
Propongo potenciar el monitoreo ambiental de Colombia, con un horizonte operativo y financiero reglamentado para su sostenibilidad a largo plazo, incorporando dentro de la operatividad planeada, la instrumentación, la tecnología y las capacidades humanas necesarias para el levantamiento, el procesamiento y la explotación de esta información.

Sin información climática detallada y permanente no podría materializarse, entre otras cosas, una política frontal contra el hambre que busque amplificar la producción del agro teniendo como base la economía campesina. Las temporadas invernales, sequías y heladas, en su variabilidad y cambio, deben ser anticipadas restándole margen a pérdidas cuantiosas. La información meteorológica debe migrar a sistemas de análisis y alerta temprana disponibles para la planificación del agro, tal como ya se ha estado haciendo a través de las mesas regionales hidroclimáticas, pero de manera masiva y decidida.

Se necesita una reconfiguración de los Centros Regionales del IDEAM, así como una redefinición de sus alcances para regionalizar la información disponible, articularla con el desarrollo, y promover la gestión detallada de necesidades de conocimiento con las Corporaciones Regionales. Un país conociéndose ambientalmente y cualificando la toma de decisiones desde ese saber, es lo que puedo sugerir como parte de la ruta para convertir a Colombia en una Potencia Mundial de la Vida.

Saber, para actuar, es el principio del desarrollo. Por eso el IDEAM es columna vertebral del Sistema Nacional de Gestión de Riesgos (SNGRD), del Sistema Nacional de Cambio Climático (SISCLIMA) y de los procesos de planificación. El IDEAM está llamado a ser un gran transformador y piedra angular para un Plan de Desarrollo con las dimensiones ambientales que han prometido Francia Márquez y Gustavo Petro.

Sexta idea fuerza: Dignidad y representatividad del IDEAM como epicentro del conocimiento ambiental

Aunque se trata de un asunto, aparentemente, de forma, resulta conveniente que el IDEAM se dignifique como espacio que representa el epicentro del conocimiento ambiental en el país. En los últimos 20 años la sede de esta institución ha peregrinado, de manera inestable, por diferentes sectores de Bogotá, al vaivén de la poca relevancia que se le atribuye y la falta de voluntad y visión para asignarle un espacio representativo en la ciudad.
Propongo que el gobierno de Gustavo Petro y Francia Marquez le asigné un lugar y se edifique una sede administrativa decente al IDEAM, que de conformidad con su vocación ambiental sea ubicada en el borde de los Cerros Orientales de Bogotá, ojalá, aprovechando algunas de las instalaciones subutilizadas que posee la Empresa de Acueducto de Bogotá en la localidad de San Cristobal, sobre la antigua Vía al Llano. Mediante esta propuesta no se busca, solamente, un espacio ambiental y definitivo para el IDEAM, sino su significación como epicentro de una nueva visión del país que se abre también hacia la justicia espacial, dando fuerza a una localidad de proximidad inmediata con el Centro Político del país, pero sometida a la exclusión y el abandono.

viernes, 1 de julio de 2022

El conocimiento para el cambio y la gobernabilidad del agua

Por: Duván Hernán López

Geólogo, Esp.Gestión Ambiental, Magister en Filosofía, Ph.D C. Sostenibilidad

En su discurso triunfal el pasado 19 de Junio, el presidente electo Gustavo Petro Urrego explicó al país su propuesta de un “Gobierno para la Vida” compuesto por 3 grandes prioridades políticas: La Paz, concebida no solo como una voluntad de diálogo con los actores armados sino, de manera amplia, como un diálogo de la sociedad colombiana, con carácter regional y vinculante. Por otra parte, la justicia social, dirigiendo la mirada del país hacia la redistribución de la tierra para reactivar la productividad del campo y la articulación de la fuerza de trabajo, para inaugurar, al fin, la entrada de Colombia al capitalismo. La tercera apuesta o prioridad que se propone este "Gobierno de la vida" es la Justicia Ambiental, planteada, en primera medida, como fundamento de una geopolítica de cara al norte global, para que sea asumida la corresponsabilidad de la absorción de gases de efecto invernadero y, por ende, la cofinanciación de la transición energética, el desarrollo de la agricultura, la agroindustria, la innovación tecnológica y la producción de conocimiento. 

Tanto en el discurso mencionado como en el Programa de Gobierno “Colombia: Potencia mundial de la vida”, la ecología y la economía aparecen integradas y desarrolladas a la par. La lucha contra el cambio climático, el ordenamiento alrededor del agua, la gestión integral de las áreas protegidas y la conversión energética, para el aprovechamiento de energías renovables, son presentadas como propuestas ambientales que componen una “economía para la vida”.

He estudiado las implicaciones de estas apuestas políticas desde el papel que podría ejercer el Instituto de Meteorología, Hidrología y Estudios Ambientales - IDEAM, ente rector del conocimiento ambiental en el país. En el ejercicio histórico de esta entidad hay una base de conocimiento que debe explotarse en todo su potencial e irradiarse de manera transversal en las instituciones y los territorios, como fundamento para la gestión pública y privada.

Si para Gustavo Petro y Francia Márquez la modernidad de Colombia pasa por centrar el desarrollo en el conocimiento, y si el desafío principal que se ha reconocido es el cambio climático global, entonces el aparato del Estado y el aparato productivo deben interiorizar y apropiarse un conocimiento ambiental adecuado a su ámbito específico de acción y de necesidades.

Una institución como el IDEAM debería posicionarse, no solamente para proveer información como lo hace, o incluso de mayor detalle, sino para cubrir unas necesidades de conocimiento que surgen de las prioridades políticas y, especialmente, para territorializar este conocimiento de modo que penetre con la especificidad necesaria las esferas de la economía local y la gestión del territorio.

No ha sido en vano el esfuerzo del IDEAM para aproximarse al conocimiento ambiental en sus casi 30 años de existencia. El liderazgo que han jugado allí sus antiguos directores y el esfuerzo de científicos colombianos nos arrojan un avance sustancial en la información disponible mediante la instrumentación para el monitoreo del ciclo hidrológico desde donde debería fundarse un proyecto nacional de gobernanza del agua. 

"Todas las verdades se tocan"


Luego de escuchar a Francisco de Roux en su conmovedora presentación de la Comisión de la Verdad, nadie decente desconocería el papel que debería jugar este informe final y su contenido en la reformulación de nuestro proyecto de país. Pues bien, “Todas las verdades se tocan”, insistía Andrés Bello, maestro de Bolívar en Caracas, precursor de la independencia y del Derecho latinoamericano, en su celebre discurso inaugural como rector de la Universidad de Chile.

La verdad de las ciencias que persiguen el entendimiento del agua subyace también toda lógica y, ahondando en esta, reposa un relato pendiente de ser asumido sobre la tragedia ambiental del país y la victimización que ha sufrido la naturaleza en Colombia a lo largo de la historia. El agua nos cuenta una verdad dramática que exige ser tenida en cuenta. El último Estudio Nacional del Agua del IDEAM debería ser piedra angular para un Plan de Desarrollo con las dimensiones ambientales que han prometido Francia Márquez y Gustavo Petro. 

Pensar la gestión del agua no solo nos remite a los territorios y acuatorios donde se reconocen de manera tangible los cuerpos de agua y su interacción con la infraestructura ecológica y productiva. Con su colección reciente “Ríos Voladores”, la Fundación “Con Vida” hace alusión a la dinámica más determinante, atmosférica, que rige el transporte de agua entre los océanos y los biomas, asegurando la disponibilidad hídrica a escala continental y de manera definitiva, en el área andina colombiana y sus centros urbanos estratégicos. Margarita Pacheco resalta que la gobernanza del agua implica la gestión de la atmósfera.

Colombia, entre otras medidas, por su geografía tropical y sus características meteorológicas debería elaborar una política de Estado para el aprovechamiento multipropósito del agua lluvia como medida de adaptación al cambio climático, acelerando la investigación y el desarrollo técnico para este fin
En pleno año 2022 nos jactamos de una modernidad que no garantiza el "Derecho Humano al Agua" para todos y todas las colombianas, a pesar de encontrarnos en una de las regiones del globo donde este recurso es más abundante.

En 2015 el IDEAM también nos aporta un Informe Nacional de la Degradación de Suelos en Colombia que, entre otras cifras, nos indica que un 40% del territorio nacional se encuentra afectado por erosión. ¡Mas verdades para ser interiorizadas y trasladadas al ejercicio programático del Plan de Desarrollo!.

Sin información climática detallada y permanente, no podría materializarse una política frontal contra el hambre, que busque amplificar la producción del agro teniendo como base la economía campesina. Ademas de la aptitud del uso del suelo, deben anticiparse las temporadas invernales, sequías y heladas, en su variabilidad y cambio, para restarle margen a pérdidas cuantiosas en la producción del campo.

La información meteorológica debe migrar a sistemas de análisis y alerta temprana cubriendo las necesidades en materia de gestión de riesgos, lo cual resulta evidente y no se ha avanzado poco. Mas allá, estos mecanismos deben disponerse y adecuarse para la planificación y acompañamiento del agro, tal como ya se ha estado haciendo a través de las mesas regionales hidroclimáticas, pero de manera masiva y decidida. Se necesita una reconfiguración de los Centros Regionales del IDEAM, así como una redefinición de sus alcances para regionalizar la información disponible, articularla con el desarrollo, y promover la gestión detallada de necesidades de conocimiento.

En general los conflictos ambientales por el uso del suelo, entre otros, son un elemento estructural en la visión de ordenamiento que procuran Francia Márquez y Gustavo Petro. La integración de la investigación y los conocimientos ancestrales para construir una lectura común del territorio es un anhelo social que está bien contenido en la propuesta política elegida por los colombianos. Este horizonte debería orientar al IDEAM hacia una integración estructural con el Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación.

Como asunto final, alrededor de estos temas del conocimiento para el cambio, no menos importante es la información meteorológica del IDEAM y su procesamiento de cara a la apuesta de modificar la matriz energética de Colombia. Gracias a esta entidad con el apoyo de la Unidad de Planeación Minero Energética, Colombia cuenta con un atlas climatológico que identifica potenciales de radiación solar y vientos para focalizar el desarrollo de proyectos energéticos. 

Saber, para actuar, es el principio del desarrollo. Por eso el IDEAM está llamado a respaldar de manera vertebral el Sistema Nacional de Gestión de Riesgos (SNGRD), el Sistema Nacional de Cambio Climático (SISCLIMA), y los procesos de planificación. Abordar este desafío en la dimensión que demanda el país requiere habilitar capacidades en todo el territorio, en la periferia, y en las pequeñas y grandes ciudades. El IDEAM está llamado a ser un gran transformador y desarrollador de esas capacidades para democratizar el poder del conocimiento ambiental con el apoyo de universidades, centros de investigación y los actores del sistema Nacional de Ciencia y Tecnología.

Un país conociéndose ambientalmente y cualificando la toma de decisiones desde ese saber, es lo que puedo sugerir como parte de la ruta para convertir a Colombia en una Potencia Mundial de la Vida.


Nota: Este texto no ha sido un esfuerzo individual, únicamente, sino el resultado de múltiples diálogos con interlocutores e interlocutoras que también me han animado a materializar el documento. ¡Agradezco profundamente sus aportes y motivaciones!

sábado, 2 de abril de 2016

Desgarre y arraigo. Claves de un diagnóstico y una ética frente a la pobreza

Desgarre y arraigo. Claves de un diagnóstico y una ética frente a la pobreza como malestar de occidente

Duván Hernán López M.
Geólogo, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, Colombia
Candidato a M.Sc. en Filosofía Contemporanea, Universidad de Granada, Granada, España

En la fundación del sistema de poderes formal de los estados modernos, subyacen preceptos filosóficos y antropológicos con marcados sesgos ideológicos etnocentristas que simplificaron y simplifican aun hoy, de manera radical, el aparataje maquínico institucional frente a la realidad multicultural, megadiversa, compleja e intensiva de la especie humana. 

Paradojicamente, la consolidación de los poderes fácticos de occidente revela el desajuste fundacional de su antropología. Su ilegitimidad emerge a la par con el escudriñamiento ejercido por su globalización, en el alcance que acomete sobre la geografía del planeta tierra y la psiquis sus habitantes.

El contrato social no fue suscrito por la humanidad aunque la abarque,  el velo de la ignorancia estaba develado, la justicia no era ciega sino que veía en una dirección, dándole la espalda a una gran mayoría. El irresistible avance del progreso va dejando tras de si montañas de escombros[1]. 

En la transgresión del éxito civilizatorio de occidente emerge la evidencia de su conflicto profundo con el ser humano. No puede darse su extensión sin el desgarramiento y ultraje de la otredad fundacionalmente negada. A partir de allí, la violencia, la represión, la exclusión, el sufrimiento, la angustia, la enfermedad y el desarraigo, están a la orden del día como los mecanismos de la forzosa dialéctica que se juega la vida en tanto que devenir no resuelto por el paradigma simplificante.

¿Que lugar ocupa la pobreza en este malestar de la empresa civilizacional de occidente?[2]. La pobreza es lixiviado en el sentido de externalidad inherente de la acumulación abusiva de beneficios[3]. Es el déficit territorializado y encarnado de los flujos de energía concentrados artificiosamente por el mercado capitalista.

En el modelo simplificante del imperio, para la estabilización de sus sistemas  económico, político, cultural, moral y ético, no existen variables que incorporen la multitud diversa[4]. Por lo tanto la exclusión está validada, la enajenación es invisible al ciudadano promedio, quien con su sola pre-sentación ya legaliza el expolio de los demás o de si mismo.

La condición a la que se ve empujado el ser humano en nuestro tiempo es precisamente su clausura[5]. La negación de su excentricidad es requisito de asignación en una centricidad árida y paralizante que lo cosifica, a partir de lo cual su pobreza ya está dada.

La pobreza es una pobreza de mundo, porque en la captura de este se asegura la ganancia. Por supuesto el duelo es medicada con un bienestar paralizante o una sevicia descarnada según la latitud o las coordenadas que se ocupen.

Sin embargo, el diagnóstico de la crisis nihilista de nuestra civilización en términos similares o por supuesto más rotundos a lo anteriormente planteado, redunda desde múltiples tribunas y mucho más prominentes descriptores. De manera similar, con múltiples pretenciones, vigorosidades, alcances, limitaciones, proyecciones, aplicabilidades y vigencias, se han configurado formulas de emancipación o fuga, que sin lugar a dudas deberían ser de común conocimiento y diálogo por quienes acaso intuimos, percibimos, reclamamos o diligenciamos estas causas.

No obstante lo anterior, para nuestro desconcierto en una sociedad que está hiperconectada de suyo es también la perplejidad y el abrumo. Se irgue infinita la nube que turba apenas la inmersión, la inferencia o más aun la incidencia, ante la colosal magnitud de información disponible y sus ramificaciones. La interlocución necesaria se debate al filo de un conteo regresivo cada vez más determinado por nuestra vida misma y la inconmensurabilidad de la faena propia del estar presentes, cuando el poder del espíritu cívico es precisamente lo que ha sido vulnerado[6].

Entonces la pregunta por la ruta y las respuestas mismas han de valerse de si descolocadas de todo discurso aglutinador por su necesidad pragmática de manifestarse. Han de entreverse en su espontaneidad aun simultaneas como condición de vitalidad previa a la disponibilidad de un movimiento global transformador o revolucionario.

Las condiciones propicias no están dadas y sin embargo la ética de la utopía lo precisa[7]. Por lo contrario, tampoco se sostiene aquí que la experiencia de liberación de la pobreza sea un trámite aislado del sujeto, induciendo así  un fraudulento individualismo como salida que es precisamente otro de los síndromes de nuestra era.

El proceso de emancipación esta dado al ser como un llamado ético pero es social en la singularidad de lo comunitario y lo propio, he allí donde se fortalece, la lógica de lo territorial en ámbitos sucesivos desde lo local como dispositivo revolucionario.

La invitación es al arraigo, por las raíces de cada ser humano que habita la tierra en que vivimos. Que se queden quienes quieran florecer y dar frutos, alimentar su buen vivir y esperanzas…. vamos a nutrirnos y re-significarnos allí con nuestra gente, donde están nuestras montañas, ríos y quebradas. La sociedad tendrá que transformarse para la vida con nosotros.





[1] 2001. Hinkelammert F. El nihilismo al desnudo. Los tiempos de la globalización.
[2] 2002. Stiglitz J. El malestar de la globalización
[3] 2007. Perez Tapias J.A. Del bienestar a la justicia. Aportaciones para una ciudadanía intracultural.
[4] 2002. Hard M., Negri T. Imperio
[5] 2009. Saez Luis. Ser Errático. Una ontología crítica de la sociedad.
[6] 2014. Moral Alvaro. Las ciudades de Nietzche y Maquiavelo. Una geopolítica del nihilismo contemporaneo
[7] 2008. Houtart Francis. El camino a la utopia desde un mundo de incertidumbre

viernes, 1 de abril de 2016

Sobre la posibilidad de una “Filosofía Andina”

Sobre la posibilidad de una “Filosofía Andina”: A propósito del texto de Josef Estermann – Las filosofías indígenas y el pensamiento afroamericano*
El texto de Josef Estermann (2014) “Las filosofías indígenas y el pensamiento afroamericano”, se inserta en el debate actual de la interculturalidad y en particular sobre la posibilidad de la existencia de una filosofía más allá de Europa[1]. Explora para tal fin, lo que se denomina como la “riqueza filosófica oculta en las culturas andinas” (Estermann, 1998) e insinúa de manera prudente aunque intencionalmente insistente, la posibilidad de la existencia de una “filosofía abyayalense”[2], de la cual brinda una descripción sucinta más no superficial, en tanto que pone de presente elementos claves de este pensamiento, que revelan no solo su elocuencia, sino su pertinencia en los interrogantes fundamentales de la filosofía y su vigencia con respecto a las discusiones centrales que hoy se debaten en el mundo filosófico.
Josef Estermann plantea en un primer momento lo que es la “historia olvidada del pensamiento indígena latinoamericano” (Estermann, 2014, p. 272), denunciando  su invisibilización o clandestinización como efectos que asocia a la“circuncisión mental helénica”, fenómeno este último característico del paradigma del filosófico griego, ya operado contra el cristianismo primitivo[3].
Presenta el autor, como un hito decisivo para el resurgimiento del ímpetu del pensamiento latinoamericano, lo que denomina como “giro hermenéutico”, inducido por el año simbólico de 1992, correspondiente con el quinto centenario de la llegada de Colón a tierras americanas.
De acuerdo con Estermann, el esfuerzo por recuperar una autentica filosofía latinoamericana, cuenta con un campo de documentación muy fértil durante los últimos cinco siglos(op. cit., p. 273), destacando al respecto el papel de  precursores coloniales de la filosofía indígena como el franciscano Bernardino Sahagún y su obra “La Historia General de las cosas de la Nueva España”, el cronista peruano Guamán Poma de Ayala y su obra “Nueva Crónica y Buen Gobierno, el mestizo Garcilaso de la Vega y sus “Comentarios Reales de los Incas” y el indígena Quechua Joan de Santa Cruz PachakutiYamquiSalcamaygua.  Por otra parte se señalan autores del Siglo XX como Fausto Reinaga, Juvenal Pacheco o la Universidad de Tawantinsuyu.

No obstante no deja de advertir Estermann con respecto a su empresa, de los “problemas metodológicos e históricos prácticamente insuperables” (op. cit., p. 274), entre los que destaca, el carácter ágrafo de las culturas precoloniales y por lo tanto la intermediación inevitable de las fuentes escritas, así como la erosión de contenido y sentido en la decodificación de elementos no gráficos tales como restos arqueológicos, textiles, narraciones orales trasmitidas, costumbres y manifestaciones de la subconsciencia colectiva a través de símbolos, rituales, creencias, normas y valores.
El debate de la validez de la categoría de filosofía atribuida al pensamiento indígena latinoamericano merece para Estermann un acápite especial de su escrito. Ilustra al respecto un panorama hostil, marcado por el colonialismo arraigado en el seno mismo de la academia latinoamericana, cuya ocupación ha sido predominantemente la recepción de la filosofía occidental e incluso en no pocos casos se toma como punto de partida la colonización misma, desconociendo de entrada la trayectoria del pensamiento prehispánico desde el mismo recorrido histórico[4].
Se señala la postulación del debate como ha sido planteada en los últimos años, en clave de la disyuntiva “¿filosofía o sabiduría?”. Destacando al respecto a autores como José Antonio Suárez Alarcón y Carlos Beorlegui y de este último su propuesta en términos de que “no podremos, pues, hablar de filosofía, pero si de una sabiduría apoyada en una estructura mítico-religiosa y no tanto racional, pero digna de recordar y de ser tenida en cuenta”.
Estermann se inclina por adjudicar a lo “andino” el sentido de filosofía, en correspondencia con la elaboración del pensamiento filosófico que encuentra palpable en el pensamiento de los pueblos originarios del continente en su actual estado civilizatorio, proyecto que relaciona con las definiciones de “filosofía amerindia”, “filosofía andina” y “filosofía abyayalencense” (op.cit., p. 277).
Delimita el autor dos vertientes principales de este desarrollo filosófico en Latinoamérica; una de ellas ligada a la exploración histórica antropológica y otra derivada de la denominada “Filosofía de la Liberación”. Inscribe en la primera vertiente a autores como Miguel León-Portilla (México), María Luisa Rivara de Tuesta (Perú), Mario Huamán Mejía (Perú) y Fausto Reinaga (Bolivia), en tanto en la segunda vertiente “liberacionista”, resalta a Rodolfo Kusch (Argentina), Enrique Dussel (México), Pablo Gudarrama (Cuba), Javier Medina (Bolivia) y Jorge Miranda Luizaga (Bolivia).
Con respecto a la polémica existente en torno a este asunto, atribuye la misma a los presupuestos filosóficos de quienes, a partir de una concepción eurocéntrica monocultural de la filosofía, acotan la “filosoficidad” del pensamiento a unos criterios que solo occidente puede exhibir con claridad; sumados a quienes desde la ortodoxia de la intelectualidad indígena rechazan la inscripción del rótulo de “filosoficidad”, como algo foráneo, que no puede ser transculturado más allá de la civilización occidental.
Dejando de lado la discusión sobre el carácter filosófico del pensamiento indígena latinoamericano, Estermann incursiona en los antecedentes que explican la emergencia de las filosofías indígenas latinoamericanas contemporáneas, acaecida especialmente durante y a finales del siglo XX. Al respecto además de la progresiva escolarización de la población indígena y mestiza, resalta la inserción de esta población a nivel social y político cuya cúspide ubica en la conmemoración de los quinientos años (1992) y en la revolución Zapatista (1994).
Para Estermann el quinto centenario recogió un proceso histórico de construcción de identidad. “Muchas ideas que estaban en proceso de germinación desde décadas, se abrieron paso y aparecieron ante los ojos desconcertados de una academia acostumbrada al canon científico occidental” (op.cit., p. 279). Se revela una crisis de la “latinidad” y del “mestizaje” como factores identitarios, en un contexto global de posmodernidad crítica frente al “monoculturalismo” de occidente y de una interculturalidad emergente, los filósofos de América exploran  con ánimos renovados sus raíces amerindias.
Se destacan como obras exhaustivas de la filosofía andina, los trabajos en Centroamérica de León Portilla y Carlos Lenkersdorf ; así como de Rodolfo Kusch en Argentina.
Con respecto a la filosofía liberacionista, Estermann aclara que si bien, está no ha surgido como un programa para recuperar las sabidurías ancestrales, en su empeño por enaltecer la autenticidad de lo propio americano ha aportado a la constelación conceptual, teórica, histórica y narrativa de la filosoficidad amerindia. De allí destaca a autores como Leopoldo Zea y Enrique Dussel.
De acuerdo con Estermann, “las filosofías indígenas contemporáneas no surgieron en el seno de la filosofía de la liberación, sino como expresión de la toma de conciencia de una intelectualidad indígena cada vez más visible” y se podría agregar que: en tanto liberándose se reivindicaba como tal.
Para Estermann una perspectiva intercultural puede constituirse en una herramienta técnica que de “relieve al contenido filosófico de las culturas andinas, sin por ello meterlo en una camisa de fuerza conceptual” (Estermann, p. 285). Plantea que para abordar íntegramente la cuestión, no se puede partir de una concepción a priori de filosofar, sino que se tiene que llegar a esta a través de una convergencia intercultural.
Desde ésta perspectiva, se desvirtúan para Estermann los principales argumentos contra la connotación filosófica del pensamiento Abyayalense: su carencia de escritura, su autoría colectiva o su distanciamiento de una lógica abstracta y bivalente (Estermann, op.cit.). No se trata de un conocimiento más o menos válido sino de <<otro>> conocimiento, resaltando la <<otredad>> precisamente como esa propiedad que ex -cede al “monopolio definitorio de occidente y su afán de imponer los cánones de su perspectiva a todas las culturas y civilizaciones existentes  (occidentocentrismo)” (Estermann, op.cit).
Estermann sentencia que en este sentido, la Filosofía Andina denuncia y anuncia a la vez, y por lo tanto, “se inserta en la historia liberadora y liberacionista de AbyaYala que se plasma, hoy en día, en la tarea aun pendiente de la <<descolonización>> de la filosofía en el continente.
Finalmente advierte Estermann, que con la Filosofía Andina, se revela el momento que vive el continente latinoamericano con vertientes paralelas de enfoques interculturalistas, indigenistas, posmodernistas, etnofilosóficos, esotéricos y culturalistas (Estermann, op.cit., p. 287).

Contenidos de la filosofía andina
Estermann destaca que, a diferencia de la sustancialidad como axioma principal asignado al pensamiento de occidente, la característica principal del pensamiento andino es la relacionalidad. Esta se manifiesta en un orden temporal de pasado, presente y futuro interrelacionados y en un enlace ontológico entre los seres, es decir, lo que existe, en primera y última instancia es la relación. A partir de allí se puede rastrear como la filosofía andina se adentra en un pensamiento sistemático sobre el universo, desarrollando como corolarios los principios de correspondencia, complementariedad, reciprocidad y ciclicidad.
Estermann ilustra las implicaciones de esta antagonía entre sustancialidad y racionalidad en su libro Filosofía Andina (Estermann, 1998, p. 110)[5], recalcando qué  en contraste con la tradición occidental sustancialista en donde, la individualidad y autonomía del sujeto “impactan poderosamente el sentido moderno de la vida”, engalanando al sujeto como eje principal del conocimiento y punto constitutivo del mundo, para la Filosofía Andina el individuo como tal es un “nada” totalmente perdido, si no se halla insertado en una red de múltiples relaciones.
El cogito ergo sum cartesiano, se convierte para la filosofía andina en la más completa ‘anarquía’, en la existencia humana sin fundamento. “Cuando recurro en mi pensar, actuar y juzgar solo a mi mismo, porque soy fundamento y norma suficiente (‘autonomía’), entonces ya no ‘soy’ (non sum) en sentido estricto, porque me reduzco a una mónada cerrada en un mundo sin relaciones” (op.cit., p.  111).
La relacionalidad como base trascendental de la concepción filosófica andina, se manifiesta en todos los niveles y campos de la existencia. Se trata según Estermann del ‘axioma inconsciente’ de la filosofía andina (op. cit., p. 112).
Sin duda Josef Estermann constituye un referente elocuente para abordar el tema de la filosofía andina, un autor bien documentado al respecto, riguroso y profundo en sus análisis y alguien que ha invertido un esfuerzo notable en el camino de visibilizar la existencia de un pensamiento, que palpita en su autenticidad desde la génesis de los pueblos amerindios y su transculturación con occidente hasta la actualidad.
Estermann defiende el carácter filosófico del pensamiento indígena latinoamericano y se inscribe para ello indirectamente, dentro de los filósofos que abogan por una deconstrucción intercultural del concepto occidental de filosofía y su reconfiguración en el marco de un “polígolo”, que “comprenda a múltiples formas paradigmáticas de filosofar” (op.cit. p. 279), otorgando así la “filosoficidad” como característica humana a todos los pueblos del planeta.
Estermann a través de su trabajo examina y trae a colación una serie de argumentos que no solamente soportan por si solos, el contenido filosófico del pensamiento andino y su vigorosidad, sino que por otra parte interpelan ya importantes postulados del paradigma occidental vigente.
De acuerdo con lo anterior, resulta equivoco desconocer el carácter de interlocución que le corresponde a estas ideas dentro del diálogo intercultural de la filosofía y procede darles cabida como fundamentos de la problematización crítica de la cultura occidental, tan necesaria ante los actuales tiempos de nihilismo y como voces disonantes ante el anunciado fin de la historia, que supone la consolidación triunfante del paradigma occidental como hegemonía global.
La carencia de soportes ágrafos que relaten el pensamiento andino, no constituyen otra cosa que un reto que la humanidad debe afrontar, mas no un criterio de descalificación como se opera desde ciertas visiones que pretenden filtrar, de manera arrogante, lo que es atribuible a la filosofía y lo que no.
Al respecto es preciso tener en cuenta que el carácter visual predominante de la cultura occidental, concordante con el mecanismo grafico de transmisión del conocimiento, no tiene per se que suponerse superior frente a otros caracteres igualmente sensitivos para la transmisión de información, como en el caso de las culturas andinas, a través de la tradición oral.  Esto sin desestimar que por supuesto bajo la reglamentación social imperante resulta en la actualidad más eficiente la comunicación escrita y de allí el valor de la obra inacabada de Estermann y su capacidad de fungir como un puente cultural, para enriquecer la conversación filosófica con el legado vivo del pensamiento de los seres humanos que tras de sí, cargan aun con la erudición, el bagaje histórico y civilizatorio que les permitió configurar el asentamiento humano y cultural de lo que hoy se conoce como continente americano.

BIBLIOGRAFÍA
Estermann, J. (1998). Filosofía Andina estudio intercultural de la sabiduría autóctona andina.
Estermann, J. (2013). Cruz y coca. Hacia la Descolonización de la Religión y la Teología, Edit. Librería Armonía e ISEAT, La Paz-Bolivia.
Estermann, J. (2014). Las filosofías indígenas y el pensamiento afroamericano. En Fornet-Betancourt, R., &Beorlegui, C. (Eds.), Guía Comares de filosofía latinoamericana (p. 271-292). Granada: Comares, S.L.
Tapias, J. A. P. (1995). Filosofía y crítica de la cultura: reflexión crítico-hermenéutica sobre la filosofía y la realidad cultural del hombre.



                                                            






[1]La interculturalidad como enfoque del diálogo entre culturas y el reconocimiento de la diferencia entre lo que cabría lo propio, frente al pensamiento latinoamericano, indoamericano o amerindio, son temas de múltiples autores. Vale la pena rescatar por su accesibilidad, trayectoria y capacidad de síntesis, a Pérez Tapias, quien al respecto en su libro “Filosofía y Crítica de la Cultura” (Pérez, 1995), plantea ya argumentos que enriquecería en sucesivas publicaciones al respecto, al referirse a la aspiración de trasculturalidad de la filosofía (ibíd., p. 27), la necesidad del diálogo intercultural y más aun el diálogo entre civilizaciones (ibíd., p. 28) y el legado de lo mítico (ibíd., p. 39)
[2]Al respecto es importante resaltar que para el autor el Abya Ayala resulta la manera más auténtica de denominar al continente americano por fuera del eurocentrismo de la
 denominación “Latinoamérica” (Estermann, 2014, p. 272), aunque, advierte sobre el reducido conocimiento de este término (ibíd., p. 278).
[3]En el texto de Estermann (2014, p. 273) se hace referencia a esta expresión polémica en relación a la sumisión intelectual del cristianismo al paradigma filosófico intelectual del helenismo, a lo que atribuye entre otras cosas “el fuerte dualismo metafísico y antropológico, el desprecio por la sensibilidad, la corporeidad y la mundanidad, las distintas formas de sexismo y racismo y un latente determinismo teológico”.
[4]Para Estermann (2014, p. 276), es diciente el hecho que los textos de historia usualmente consultados como referencia en los grados escolares y universitarios de los países “abyayalenses”, no incorporen mayor contenido o incluso contenido alguno sobre la historia precolombina. Cita al respeto como ejemplo el texto de Kempp Mercado (1958): Historia de la Filosofía Latinoamericana
[5]Aunque el ejemplo tomado de Estermann (1998), para el presente análisis de la contraposición sustancialidad vs. Relacionalidad es la autonomía el sujeto por su profundidad filosófica; Estermann (op.cit., p. 109), presenta otro ejemplo revelador en este caso con respecto a los contrastes en la estructura lingüística de los idiomas europeos y andinos; llamando la atención sobre el papel del ‘sustantivo’ en los idiomas europeos como eje de la oración y centro lógico (‘sujeto’), del que se ‘predica’ algo. Entretanto, en los idiomas quechua y aimara, de acuerdo con Estermann, el punto concentrador de la oración es el ‘verbo’ que puede ser ‘cargado’ de una serie de sufijos (y pocos prefijos). El verbo es el ‘relacionador’ por excelencia; los sufijos específicos indican la relación reflexiva, recíproca o interpersonal.