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miércoles, 30 de noviembre de 2011

El desastre frente al desastre

El desastre frente al desastre
Diferentes entidades canalizan las cifras astronómicas cuya destinación para la prevención de desastres ambientales parece sumergirse, sepultarse literalmente, en pantanos tan profundos, inhóspitos y turbios como los que han cobrado recientemente más de 40 vidas humanas en la ciudad de Manizales
El pasado 22 de noviembre se realizó un debate de control político en sesión plenaria del congreso, al Gobierno Nacional en cabeza del Ministro de Ambiente y el Director de Colombia Humanitaria, por cuenta de las irregularidades que se vienen presentando en la destinación de los dineros para la rehabilitación por los estragos de la ola invernal, en los diferentes departamentos y municipios del país.
La Procuraduría General por su parte también ha abierto pliego de cargos contra 88 alcaldes y 4 gobernadores, por irregularidades en la contratación de los recursos de la ola invernal. Hace casi exactamente un año, 808 alcaldes eran llamados a indagación preliminar también por la Procuraduría para que explicaran porqué sus municipios no cumplían las normas de atención y prevención de desastres, como se repiten los ciclos climáticos se repiten también las noticias sobre tragedias anunciadas, investigaciones sobre irregularidades persistentes, pero todo sigue igual o peor. Seguimos a la merced de los desastres.
En opinión del representante liberal Camilo Sánchez, uno de los citantes al debate, son más de 2.2 billones de pesos los que se han refundido[1]. Todo indica que ante el desastre que implica la ola invernal en Colombia, prolongada por los efectos del fenómeno de la niña y probablemente otros fenómenos como el cambio climático; lo cierto es que quizá el mayor desastre colombiano son los procesos de corrupción e ineficiencia del estado, que no permiten darle una salida  a los problemas, a pesar de que se cuenta con ingentes recursos para hacerlo.
El mismo día del debate citado, desde la ciudad de Londres en donde se encontraba en misión diplomática, el presidente Juan Manuel Santos defendía su gestión: “Lo que el Gobierno está haciendo es reaccionando con toda la capacidad que tiene para ir destapando las vías que quedan cerradas, para ayudar, sobre todo a algunos damnificados que no tengan un techo dónde dormir, que no sufran de hambre, que tengan las ayudas mínimas necesarias, la ayuda humanitaria”, señaló[2].
Everardo Murillo, ex director del FOREC, que atendió la reconstrucción después del terremoto del Eje Cafetero y actual director de Colombia Humanitaria, expreso recientemente para La Silla Vacía[3], que: parte del problema es la baja capacidad de coordinación interinstitucional en el Estado y que a Colombia Humanitaria le ha tocado construirla trabajando con los ministerios y las entidades técnicas en la atención de emergencias. De modo que el gobierno dispone de toda su capacidad, pero esta es precaria.
La temporada invernal continua azotando el territorio colombiano, recordándonos cíclicamente las eternas lecciones que a pesar de la historia de tragedias asociadas con el invierno no hemos podido aprender. Las consecuencias siguen siendo bochornosas. La pérdida de vidas humanas, animales y ecosistemas completos, medios de producción, lazos familiares, patrimonios económicos,  históricos y culturales. El dolor de todos aquellos colombianos a quienes se les vuelve a dar la falsa lección de que su suerte es la tragedia eterna.
No hemos aprendido a gestionar el territorio colombiano o lo estamos haciendo de una forma muy lenta. Podemos decir que somos un país en vías de desarrollo, que no tenemos recursos suficientes, pero cuando se dimensionan las cifras de las entidades a cargo de la gestión ambiental y territorial de la nación, aparece entonces una cantidad de dinero considerable, cuyo monto resultaría impensable para tantos colombianos trabajadores e investigadores de los temas ambientales, quienes organizados de forma altruista y desinteresada, han logrado dinamizar grandes procesos revitalizadores para el país, tejiendo la sociedad, protegiendo la vida, trabando con las uñas, con las migajas de las sumas que se reparten en los grandes proyectos gubernamentales.
El Ministerio del Ambiente, las Corporaciones Autónomas Regionales, los departamentos y municipios con su acceso al Fondo Nacional de Regalías, el Fondo Nacional de Calamidades que financia la prevención de desastres en Colombia. Diferentes entidades canalizan las cifras astronómicas cuya destinación para la prevención de desastres ambientales parece sumergirse, sepultarse literalmente, en pantanos tan profundos, inhóspitos y turbios como los que han cobrado recientemente más de 40 vidas humanas en la ciudad de Manizales, ante la mirada impávida, impotente o indiferente del país entero[4].
En 600 mil millones de pesos se fijó el tope del presupuesto destinado por el Fondo Nacional de Calamidades a través de Colombia Humanitaria- solo para la ejecución de obras menores orientadas a la mitigación y prevención de daños ocasionados por el Fenómeno de la Niña[5]. Dinero que sale del bolsillo de los colombianos, para intentar atender lo que no han podido preverse por la operabilidad restringida de nuestros modernos sistemas ambientales, sistemas de planeación, sistemas de prevención de desastres, sistemas de gestión territorial; maquinarias atiborradas de presupuesto y de objetivos misionales abrumantes, con programas y proyectos fragmentados, indicadores de gestión que siempre resaltan los resultados institucionales pero no interpretan la realidad de los problemas asociados con desastres naturales, cada vez más frecuentes, dramáticos y trascendentales para el desarrollo del país.
Justamente el pasado 02 de Noviembre, fue publicado el Informe Mundial de Desarrollo Humano 2011 por parte del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo – PNUD. Las proyecciones obtenidas por PNUD indican que los avances en los países más pobres del mundo podrían frenarse o retroceder si no se toman medidas decididas para frenar el cambio climático, evitar la degradación del medioambiente y reducir las profundas desigualdades entre las naciones y al interior de ellas[6].
Vale la pena reconsiderar muchos de los ejercicios que se hacen desde las instituciones del estado, alrededor de los temas ambientales. Las estructuras funcionales y la atribución de roles y ámbitos de competencias gregarias, satisfacen a cabalidad metas de cumplimiento para las entidades, mientras vemos perplejos la presencia sucesiva del desastre.
La celebración de foros, encuentros, seminarios, congresos, tertulias y ceremoniales está a la orden del día. Lucimos medallas que son borradas por el peso implacable de la realidad que no deja de decirnos que en Colombia vamos por un camino peligroso, inviable, invivible, inadmisible en términos de la necesaria relación armónica con el territorio, la conveniencia de la sostenibilidad y la prolongación y dignificación de la vida, estos deberían ser los horizontes que guíen el camino de ser humano en la tierra y por lo tanto el objetivo de toda institución política o administrativa del estado.
Se sabía que el fenómeno de la niña, con sus consecuentes aumentos en las lluvias y caudales de los ríos se iba a presentar en Colombia con suficiente anticipación. Una breve búsqueda en google hace uno o incluso dos años, podría haber alertado a los directores de planeación, el ministro de ambiente y la directora de gestión del riesgo, sobre la inminencia del fenómeno de la niña en Colombia y la necesidad de tomar medidas al respecto. Con esto quiero decir que la información existió, estuvo a la orden del día, así como los presupuestos y el conocimiento para ejecutar las políticas de prevención apropiadas. Pero no lo logramos, no pudimos evitar las tragedias escaladas que llevan más de un año azotando al territorio colombiano.
De igual manera podemos cuestionar el caso bogotano, en donde los presupuestos son abultados para la gestión ambiental, la gestión territorial y la prevención de desastres; gracias al dinamismo de la urbe, las rentas del suelo, los negocios del sector público, el recaudo de impuestos y servicios, grandes rentas para una ciudad capital que aun se ahoga a la llegada del invierno.
¿Quién nos podrá responder por las reiteradas consecuencias de la ola invernal en Bogotá,  cuando se sabe que los planos que identifican las zonas inundadas fueron conocidas por todas las entidades del distrito, por lo menos desde el año 2004? ¿Cuanto más deberemos esperar para que se haga algo al respecto?, ¿nos quedaremos esperando a que se agote el agua de nuestros cerros que por otro lado están siendo depredados, y entonces esa forma será la única para mermar nuestras inundaciones?.




[1] El Nuevo Día. Senado realizará debate el martes sobre utilización de recursos para invierno. [web en línea]. En Nuevo Día, edición digital. 18 de Noviembre de 2011. http://www.elnuevodia.com.co/nuevodia/actualidad/politica/120707-senado-realizara-debate-el-martes-sobre-utilizacion-de-recursos-para-invi. [consulta: 18 de noviembre de 2011]
[2] Sistema Informativo del Gobierno –SIG. El Gobierno está actuando con toda su capacidad para atender afectados por el invierno: Presidente Santos. [web en línea]. En Presidencia de la República. 22 de Noviembre de 2011. http://wsp.presidencia.gov.co/Prensa/2011/Noviembre/Paginas/20111122_09.aspx. [consulta: 18 de noviembre de 2011]
[3] Montero Dora. Colombia Humanitaria hizo agua con la segunda ola invernal. [web en línea]. La Silla Vacía. 28 de Noviembre de 2011. http://www.lasillavacia.com/historia/el-fracaso-de-colombia-humanitaria-29876. [consulta: 29 de noviembre de 2011]
[4]El Mundo. Desastre en Manizales deja hasta ahora 44 personas muertas. [web en línea]. El Mundo Digital. 09 de Noviembre de 2011. <http://www.elmundo.com/portal/noticias/nacional/desastre_en_manizales_deja_hasta_ahora_44_personas_muertas.php>. [consulta: 18 de noviembre de 2011]
[5] Sistema Informativo del Gobierno –SIG. Colombia Humanitaria fijó en $600 mil millones el tope de recursos para la ejecución de obras menores. [web en línea]. En Presidencia de la República. 02 de Junio de 2011. http://wsp.presidencia.gov.co/Prensa/2011/Junio/Paginas/20110602_06.aspx. [consulta: 18 de noviembre de 2011]
[6] PNUD. Informe sobre Desarrollo Humano 2011, Sostenibilidad y Equidad: Un mejor futuro para todos. http://hdr.undp.org/es/informes/mundial/idh2011/.[consulta: 29 de noviembre de 2011]