El desastre frente al desastre
Diferentes entidades canalizan las cifras astronómicas cuya destinación
para la prevención de desastres ambientales parece sumergirse, sepultarse literalmente,
en pantanos tan profundos, inhóspitos y turbios como los que han cobrado
recientemente más de 40 vidas humanas en la ciudad de Manizales
El pasado 22 de
noviembre se realizó un debate de control político en sesión plenaria del congreso,
al Gobierno Nacional en cabeza del Ministro de Ambiente y el Director de
Colombia Humanitaria, por cuenta de las irregularidades que se vienen
presentando en la destinación de los dineros para la rehabilitación por los
estragos de la ola invernal, en los diferentes departamentos y municipios del
país.
La Procuraduría
General por su parte también ha abierto pliego de cargos contra 88 alcaldes y 4
gobernadores, por irregularidades en la contratación de los recursos de la ola
invernal. Hace casi exactamente un año, 808 alcaldes eran llamados a indagación
preliminar también por la Procuraduría para que explicaran porqué sus
municipios no cumplían las normas de atención y prevención de desastres, como
se repiten los ciclos climáticos se repiten también las noticias sobre
tragedias anunciadas, investigaciones sobre irregularidades persistentes, pero
todo sigue igual o peor. Seguimos a la merced de los desastres.
En opinión del
representante liberal Camilo Sánchez, uno de los citantes al debate, son más de
2.2 billones de pesos los que se han refundido[1]. Todo indica que ante el
desastre que implica la ola invernal en Colombia, prolongada por los efectos
del fenómeno de la niña y probablemente otros fenómenos como el cambio
climático; lo cierto es que quizá el mayor desastre colombiano son los procesos
de corrupción e ineficiencia del estado, que no permiten darle una salida a los problemas, a pesar de que se cuenta con
ingentes recursos para hacerlo.
El mismo día
del debate citado, desde la ciudad de Londres en donde se encontraba en misión
diplomática, el presidente Juan Manuel Santos defendía su gestión: “Lo que el
Gobierno está haciendo es reaccionando con toda la capacidad que tiene para ir
destapando las vías que quedan cerradas, para ayudar, sobre todo a algunos
damnificados que no tengan un techo dónde dormir, que no sufran de hambre, que
tengan las ayudas mínimas necesarias, la ayuda humanitaria”, señaló[2].
Everardo
Murillo, ex director del FOREC, que atendió la reconstrucción después del
terremoto del Eje Cafetero y actual director de Colombia Humanitaria, expreso
recientemente para La Silla Vacía[3], que: parte del problema
es la baja capacidad de coordinación interinstitucional en el Estado y que a
Colombia Humanitaria le ha tocado construirla trabajando con los ministerios y
las entidades técnicas en la atención de emergencias. De modo que el gobierno
dispone de toda su capacidad, pero esta es precaria.
La temporada invernal
continua azotando el territorio colombiano, recordándonos cíclicamente las
eternas lecciones que a pesar de la historia de tragedias asociadas con el
invierno no hemos podido aprender. Las consecuencias siguen siendo bochornosas.
La pérdida de vidas humanas, animales y ecosistemas completos, medios de
producción, lazos familiares, patrimonios económicos, históricos y culturales. El dolor de todos
aquellos colombianos a quienes se les vuelve a dar la falsa lección de que su
suerte es la tragedia eterna.
No hemos
aprendido a gestionar el territorio colombiano o lo estamos haciendo de una
forma muy lenta. Podemos decir que somos un país en vías de desarrollo, que no
tenemos recursos suficientes, pero cuando se dimensionan las cifras de las
entidades a cargo de la gestión ambiental y territorial de la nación, aparece
entonces una cantidad de dinero considerable, cuyo monto resultaría impensable para
tantos colombianos trabajadores e investigadores de los temas ambientales,
quienes organizados de forma altruista y desinteresada, han logrado dinamizar
grandes procesos revitalizadores para el país, tejiendo la sociedad,
protegiendo la vida, trabando con las uñas, con las migajas de las sumas que se
reparten en los grandes proyectos gubernamentales.
El Ministerio
del Ambiente, las Corporaciones Autónomas Regionales, los departamentos y
municipios con su acceso al Fondo Nacional de Regalías, el Fondo Nacional de
Calamidades que financia la prevención de desastres en Colombia. Diferentes
entidades canalizan las cifras astronómicas cuya destinación para la prevención
de desastres ambientales parece sumergirse, sepultarse literalmente, en
pantanos tan profundos, inhóspitos y turbios como los que han cobrado
recientemente más de 40 vidas humanas en la ciudad de Manizales, ante la mirada
impávida, impotente o indiferente del país entero[4].
En 600 mil
millones de pesos se fijó el tope del presupuesto destinado por el Fondo
Nacional de Calamidades a través de Colombia Humanitaria- solo para la
ejecución de obras menores orientadas a la mitigación y prevención de daños
ocasionados por el Fenómeno de la Niña[5]. Dinero que sale del
bolsillo de los colombianos, para intentar atender lo que no han podido
preverse por la operabilidad restringida de nuestros modernos sistemas
ambientales, sistemas de planeación, sistemas de prevención de desastres,
sistemas de gestión territorial; maquinarias atiborradas de presupuesto y de
objetivos misionales abrumantes, con programas y proyectos fragmentados,
indicadores de gestión que siempre resaltan los resultados institucionales pero
no interpretan la realidad de los problemas asociados con desastres naturales,
cada vez más frecuentes, dramáticos y trascendentales para el desarrollo del
país.
Justamente el
pasado 02 de Noviembre, fue publicado el Informe Mundial de Desarrollo Humano
2011 por parte del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo – PNUD.
Las proyecciones obtenidas por PNUD indican que los avances en los países más
pobres del mundo podrían frenarse o retroceder si no se toman medidas decididas
para frenar el cambio climático, evitar la degradación del medioambiente y
reducir las profundas desigualdades entre las naciones y al interior de ellas[6].
Vale la pena
reconsiderar muchos de los ejercicios que se hacen desde las instituciones del
estado, alrededor de los temas ambientales. Las estructuras funcionales y la
atribución de roles y ámbitos de competencias gregarias, satisfacen a cabalidad
metas de cumplimiento para las entidades, mientras vemos perplejos la presencia
sucesiva del desastre.
La celebración
de foros, encuentros, seminarios, congresos, tertulias y ceremoniales está a la
orden del día. Lucimos medallas que son borradas por el peso implacable de la
realidad que no deja de decirnos que en Colombia vamos por un camino peligroso,
inviable, invivible, inadmisible en términos de la necesaria relación armónica
con el territorio, la conveniencia de la sostenibilidad y la prolongación y
dignificación de la vida, estos deberían ser los horizontes que guíen el camino
de ser humano en la tierra y por lo tanto el objetivo de toda institución
política o administrativa del estado.
Se sabía que el
fenómeno de la niña, con sus consecuentes aumentos en las lluvias y caudales de
los ríos se iba a presentar en Colombia con suficiente anticipación. Una breve
búsqueda en google hace uno o incluso dos años, podría haber alertado a los
directores de planeación, el ministro de ambiente y la directora de gestión del
riesgo, sobre la inminencia del fenómeno de la niña en Colombia y la necesidad
de tomar medidas al respecto. Con esto quiero decir que la información existió,
estuvo a la orden del día, así como los presupuestos y el conocimiento para
ejecutar las políticas de prevención apropiadas. Pero no lo logramos, no
pudimos evitar las tragedias escaladas que llevan más de un año azotando al
territorio colombiano.
De igual manera
podemos cuestionar el caso bogotano, en donde los presupuestos son abultados
para la gestión ambiental, la gestión territorial y la prevención de desastres;
gracias al dinamismo de la urbe, las rentas del suelo, los negocios del sector
público, el recaudo de impuestos y servicios, grandes rentas para una ciudad
capital que aun se ahoga a la llegada del invierno.
¿Quién nos
podrá responder por las reiteradas consecuencias de la ola invernal en
Bogotá, cuando se sabe que los planos
que identifican las zonas inundadas fueron conocidas por todas las entidades
del distrito, por lo menos desde el año 2004? ¿Cuanto más deberemos esperar
para que se haga algo al respecto?, ¿nos quedaremos esperando a que se agote el
agua de nuestros cerros que por otro lado están siendo depredados, y entonces
esa forma será la única para mermar nuestras inundaciones?.
[1] El Nuevo Día. Senado realizará debate el martes sobre utilización de
recursos para invierno. [web en línea]. En Nuevo Día, edición digital. 18 de
Noviembre de 2011. http://www.elnuevodia.com.co/nuevodia/actualidad/politica/120707-senado-realizara-debate-el-martes-sobre-utilizacion-de-recursos-para-invi.
[consulta: 18 de noviembre de 2011]
[2] Sistema Informativo del Gobierno –SIG. El Gobierno está actuando con
toda su capacidad para atender afectados por el invierno: Presidente Santos. [web
en línea]. En Presidencia de la República. 22 de Noviembre de 2011. http://wsp.presidencia.gov.co/Prensa/2011/Noviembre/Paginas/20111122_09.aspx.
[consulta: 18 de noviembre de 2011]
[3] Montero Dora. Colombia Humanitaria hizo agua con la segunda ola
invernal. [web en línea]. La Silla Vacía. 28 de Noviembre de 2011. http://www.lasillavacia.com/historia/el-fracaso-de-colombia-humanitaria-29876.
[consulta: 29 de noviembre de 2011]
[4]El Mundo. Desastre en Manizales deja hasta ahora 44 personas muertas. [web
en línea]. El Mundo Digital. 09 de Noviembre de 2011. <http://www.elmundo.com/portal/noticias/nacional/desastre_en_manizales_deja_hasta_ahora_44_personas_muertas.php>.
[consulta: 18 de noviembre de 2011]
[5] Sistema Informativo del Gobierno –SIG. Colombia Humanitaria fijó en
$600 mil millones el tope de recursos para la ejecución de obras menores. [web
en línea]. En Presidencia de la República. 02 de Junio de 2011. http://wsp.presidencia.gov.co/Prensa/2011/Junio/Paginas/20110602_06.aspx.
[consulta: 18 de noviembre de 2011]
[6] PNUD. Informe sobre Desarrollo Humano 2011, Sostenibilidad y Equidad:
Un mejor futuro para todos. http://hdr.undp.org/es/informes/mundial/idh2011/.[consulta:
29 de noviembre de 2011]
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